jueves, 31 de agosto de 2006

Tocopilla, Terruño inolvidable

Este relato apareció escrito en la revista de Tocopilla oficial del Centro de hijos en Santiago, escrito por Pedro Tapia Zuleta, con fecha Septiembre de 1999.
Hace 60 años, después de haber cumplido mi educación primaria en la Escuela N° 1 de Tocopilla y luego de haber rendido satisfactoriamente el exámen de admisión, en el mes de marzo de 1939, viajé a Copiapó, iba a ingresar a la Escuela de Minas, hoy Universidad de Atacama a seguir estudio en la especialidad de mecánica, era ésta la primera vez que salía de Tocopilla.
Recuerdo que en aquella época el viaje habia que hacerlo en tren, saliendo éste desde la estación de Tocopilla a María Elena y de ahí a Chacance para luego hacer transbordo y tomar el "Longino" que venía desde Iquique hacia el sur.
La despedida de los estudiantes era todo un acontecimiento, mezcla de alegría, pena y esperanza, alegria juvenil por la partida hacia otros horizontes, pena de los padres y familiares por el alejamiento de sus hijos, de esperanza por la búsqueda de un futuro para abrirse camino en la vida en el campo profesional, lo propio ocurría a quienes viajaban a la Escuela Normal de Copiapó.
¿Cuántos fuimos los que emprendimos la aventura llenos de ilusiones y esperanzas?... ¿Cuántos fueron los que lograron su propósito?... ¿Cuántos quedaron en el camino?... aún que ello no importa, lo que sí importa, es que hicimos el intento y que luego entregamos a nuestro pueblo el bajage de conocimientos adquiridos en aulas estudiantiles lejos fisicamente de nuestro terruño, pero con el corazón y pensamientos puestos día a día en nuestro añorado Tocopilla.
Los logros alcanzados en la enseñanza superior, debemos agradecercelos en gran medida a los maestros que en las escuelas primarias tocopillanas nos entregaron los conocimientos fundamentales para abrirnos un camino de superación que finalmente nos hicieran hombres útiles a la sociedad, unos en el terruño, otros en industrias o reparticiones en otras ciudades del país y más de algunos en el extranjero.
Cualquiera haya sido el rumbo que tomamos en nuestras vidas, hay una cosa cierta, somos hijos de Tocopilla y cada vez que retornamos a sus calles, nos viene a la memoria el recuerdo indeleble de nuestra escuela primaria y con ellos nos llega un profundo sentimiento de gratitud hacia quienes fueron nuestros guías en la niñez, nada es más justo y merecido que estas lineas sean dedicadas a los maestros que fueron los formadores de tantos ciudadanos de bien, a lo largo de sus vidas de educadores.
Pronto entraremos al tercer milenio y los maestros seguirán siendo los guías de las nuevas generaciones que enfrentarán un mundo más moderno, dinámico, exigente y competitivo pero menos solidario.
Gracias maestros por haber fundido en el crisol de la escuela primaria, a tantos hombres y mujeres que han entregado su aporte al desarrollo y progreso de la tierra que los vio nacer y que jamás han olvidado.
Tocopilla madre del viento. Bendito sean tus hijos.

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